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Manifiesto alimares 2021: todos somos resistentes y todos somos luchadores

Hoy encendemos una vela por los Derechos Humanos, adhiriéndonos al encendido de torres, atalayas y talayots del Mediterráneo.

Manifiesto alimares MMXXI: Todos somos resistentes y todos somos luchadores

Biel Mezquida

Hoy, día 16 de enero de MMXXI, las torres de defensa, las atalayas y los talayots de Mallorca se llenarán de alimaras, de alimarias, de éstas
hogueras que sirven para hacer señales de orientación, de peligro, de alegría o de fiesta con un nombre bellísimo que proviene del árabe: al-imara, que significa
señal. Y con las llamas rojizas de estas fogatas y con las nubes de humo que las rodean, todas las gentes de la tierra, del cielo y del mar podrán saber que muchos grupos de humanos resistentes y luchadores entonan cantos rellenos de palabras por los derechos humanos, por los derechos del planeta, por los derechos de la vida, por los derechos de la cultura y por los derechos de la libertad.

Quisiéramos con este manifiesto de palabras cálidas y encendidas hacer desaparecer el frío congelador de estos tiempos violentos y crueles, con un
año pasado desolador a causa de una nueva pandemia vírica asesina que se une a tantas y tantas viejas pandemias inhumanas explotadoras,
dictatoriales, guerreras, racistas y destructoras de los seres vivos y del planeta Tierra.

Quisiéramos que este manifiesto estás empapado de palabras tiernas, frágiles, musiqueras, balsámicas y consoladoras de tanto dolor, tristeza y de
mortalidad que todas estas pandemias nos hacen malvivir, desvivir y morir. Quisiéramos que este manifiesto cantara muy fuerte que queremos un mundo que sea más fraternal, más solidario y más sensible (¿no nos tememos, que todos somos hermanos?), un mundo que sea más bondadoso y más generoso (no nos tememos, que ¿la bondad y la donación son las vacunas más vivificadoras?), un mundo que sea más creactivo (no nos tememos, que sólo la creactividad puede transformar el desierto en oasis, la enfermedad en salud, la melancolía en felicidad, la destrucción en construcción y la soledad en compañía?), un mundo que sea más justo y más libre (¿no nos tememos, que sólo la justicia y la libertad son las condiciones necesarias para el desarrollo armonioso de los humanos?), un mundo que sea más hospitalario ( no nos tememos, que las personas refugiadas y sin techo, que las personas desahuciadas y perseguidas, que las personas que huyen de la pobreza, del hambre, de la guerra, de la desesperación más honda —y que justo aquí encuentran la tumba en este mar Mediterráneo nuestro— ¿son el mayor desafío migratorio y más trágico de la Europa del siglo XXI? Sólo este pasado año 2019 fueron atendidas 11.500 personas inmigrantes en las Islas Baleares. Y, ahora mismo, la oenegé Open Arms acaba de recoger del mar a 265 migrantes, con muchas mujeres y niños pequeños, que ningún país europeo quiere acoger).

Quisiéramos que este manifiesto cantara todo lo que sea verdadero y verdadero para todos: que se acaben las violencias y los asesinatos contra las mujeres,
los niños, los viejos, los que tienen cualquier orientación sexual, los vulnerables de toda casta y condición, los desheredados, los abandonados, los
olvidados; que se acaben las explotaciones de unos humanos por otros humanos, que se acaben los patriarcados, los terrorismos y las dictaduras, los
racismos, las xenofobias y las desigualdades.

Quisiéramos que este manifiesto fuera un canto de rebelión, este año que recordamos y celebramos los 500 años de la revuelta de las Germanías, en la
defensa del territorio y la lengua y la cultura catalanas, del derecho a la soberanía política, de la batalla contra el calentamiento global y de la reivindicación de la memoria colectiva y bien histórica; todo ello en una sociedad cohesionada, fraternal, democrática, que practique el bienestar mayoritario con unos valores muy locales y al mismo tiempo universales como la libertad, la igualdad, la soberanía y la justicia social.

Por eso cantaremos a todas el espíritu de resistencia. El coraje de la imaginación y la fuerza de la convicción, que son dos cualidades que necesita
esa persona que quiera ser un buen resistente. Resistir a las certezas falsas, a los dogmas imperativos, al negacionismo anticientífico y al fanatismo
de las ideas dominantes. Hay que enfrentarse siempre al integrismo que se disuelve con la energía salvífica de la reflexión. Hay mil y una formas que es necesario buscar de resistencia contra un enemigo que es legión.

Quisiéramos que en este manifiesto, que es un canto a la civilización humana, acabamos recordando que hay unos políticos independentistas catalanes que llevan tres años sufriendo penas de cárcel por sus ideas. Y recordar a otros políticos que se encuentran exiliados también por sus ideas. Y nuestro cantante rapero condenado por sus canciones y exiliado. Estos humanos queridos, resistentes, valientes y batalladores por la libertad, la igualdad y la fraternidad no pueden estar encarcelados ni exiliados en una sociedad llamada democrática y europea.

Que el fuego de las alimares de las torres de defensa, atalayas y talayots de Mallorca de hoy sea un símbolo de resistencia y de combate, sobre todo por tantos
de humanos refugiados que sufren y mueren a la intemperie de cualquier hospitalidad, y también para alcanzar un próximo futuro más culto, más rico, más
libre, más despertado y más feliz para todos.

16 de enero de 2021

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