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Preocupación por la afectación del cambio climático en el cultivo del garbanzo mallorquín

La Asociación de la Producción Agraria Ecológica de Mallorca (APAEMA) y la Asociación de Variedades Locales alertan del declive del garbanzo mallorquín debido a los efectos del cambio climático. Se trata de una variedad antigua que hasta hace una década daba todavía buenos rendimientos en extensivo, y que suponía un producto local demandado tanto para alimentación animal como humana.

Este cultivo tiene unas particularidades que ahora, debido al cambio climático, le han hecho entrar en recesión. De ciclo corto, solía sembrarse la primera semana de febrero, dejando las heladas atrás. Las lluvias de marzo y abril le hacían crecer y se cosechaba a finales de julio, con la planta seca. El régimen de lluvias y temperaturas ha cambiado y los agricultores que lo llevan llevan una serie de años de cosechas muy malas que han provocado, en numerosos casos, que no se pueda recolectar o que no se obtenga ni la semilla sembrada.

Tanto es así que cada vez hay menos superficie dedicada a este cultivo. Si nos centramos en explotaciones ecológicas, en sólo cinco años, el número de productores que cultivan colina mallorquín ecológico ha caído un 33%, y la superficie ha descendido un 43%. Por la presente campaña 22/23, 18 campesinos ecológicos han dedicado unas 34 ha, y el
resultado ha sido que sólo 7 de ellos tienen colina por vender o por, simplemente, volver a sembrar.

El riesgo de erosión de esta variedad es una mala noticia en el contexto actual, en donde la proteína vegetal es fundamental para transitar hacia una alimentación con una disminución del consumo de carne. De hecho, la demanda de legumbre se había incrementado en los últimos años, por este cambio de tendencia más consciente de las consecuencias de lo que comemos. Además, cuando se pierde una variedad local, se pierde biodiversidad cultivada, y los agricultores y consumidores quedan relegados a tener que depender de semillas de variedades comerciales, homogeneizando así los productos disponibles en el mercado y disminuyendo la soberanía alimentaria.

El garbanzo mallorquín es un cultivo bastante importante por sus virtudes: un alimento humano de primera categoría, buen pienso por el rebaño y su cultivo dejaba la tierra más fértil. Se sembraba en todos los municipios de la isla, y en la finca se le destinaba los mejores sementers. La variedad mallorquina era la más extendida; un garbanzo pequeñito, cilíndrico, de color claro y de buena pasta.

APAEMA y la Asociación de Variedades Locales quieren trasladar la preocupación por la tendencia negativa del garbanzo, la cual puede suponer, en pocos años, su desaparición. Para ello, ambas asociaciones reunieron a los productores ecológicos de colina mallorquín hace unos meses para poner en común la situación y tratar de encontrar soluciones. Entre estas
se propusieron seleccionar los ecotipos más aptos ante el nuevo escenario climático y avanzar la época de siembra (con los problemas de hierba que implicaría), así como adquirir de forma conjunta una sembradora de precisión, que permitiría un trabajo esmerado y más margen en el calendario de siembra.

14 de agosto de 2023

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